Existen una serie de problemas de pequeña cirugía, que se nos plantean diariamente en la clínica dental de Granada y con cuya solución se van a obtener las condiciones ideales para la colocación de una prótesis. Son problemas mucosos y óseos, más o menos importantes, mínimos la mayoría de las veces, pero que van a crear situaciones anómalas cuya solución, en el propio sillón odontológico, va a redundar en beneficio tanto por parte del profesional con la posibilidad de colocar una prótesis más rápidamente, como por parte del paciente con una mayor aceptación y tolerancia.
La prótesis debe tener un tejido de soporte firme, sin protuberancias, inserciones musculares o hiperplasias mucoperiósticas que impidan una buena estabilidad. Este conjunto de hueso, mucosa y tejido muscular forman una unidad que influye y es influida por la prótesis; para obtener estas condiciones ideales existe el recurso de la cirugía.
Por consiguiente, mediante la cirugía preprotésica intentaremos modificar y adecuar las condiciones locales para mejorar el confort y la estabilidad protésica.
Antes de la intervención es necesario hacer un examen clínico intraoral que consista en:
– Estado de la mucosa.
– Los surcos vestibulares deben ser suficientemente profundos y libres.
– El relieve del maxilar: la altura de las crestas, su regularidad y su forma.
– El relieve óseo mandibular: las características de la cresta, la relación de ella con el agujero mentoniano, la línea oblicua externa, la interna, y las apófisis geni.
– El suelo de la boca que debería estar desprovisto de inserciones musculares anormales, susceptibles de desalojar a la prótesis inferior.
– En la lengua es necesario ver el volumen, la tonicidad y el desarrollo de su frenillo.
Este examen bucal será completado por un examen radiográfico que permitirá apreciar la estructura ósea y la presencia a veces de dientes incluidos y de procesos patológicos.
Las técnicas son numerosas, algunas traumáticas y a menudo los resultados son engañosos, por lo que el paciente deberá ser advertido de la naturaleza de la intervención, las ventajas esperadas, los inconvenientes postoperatorios transitorios y del intervalo de tiempo necesario hasta el momento de poner la prótesis definitiva.
La anestesia dependerá de la naturaleza de la intervención y ésta se realizará bajo anestesia local, locorregional o general.
Las técnicas más frecuentes incluirán la actuación sobre:
– Frenillo labial: son una banda de tejido conjuntivo fibroso, que partiendo de la cara interna del labio va a insertarse sobre la línea de unión de ambos maxilares. Algunos frenillos no terminan a este nivel, sino que descienden hasta el reborde alveolar, rodean este borde y van a terminar en la papila interdentaria, en la bóveda palatina. El frenillo labial puede oponerse a la normal ubicación de una prótesis completa, y desplazar a ésta en los movimientos del labio. Lo mismo ocurre con el frenillo lingual, que puede ocasionar diastema interincisivo y además (por la fijación de la lengua) trastornos en la fonación y en la deglución y para solucionarlo solo puede recurrirse a la cirugía. Son más frecuente en la región incisiva superior que en la zona inferior lingual.
Técnicas:
– Frenotomía: simple sección del frenillo.
– Frenectomía: resección total de un frenillo y de su sujeción fibrosa en la encía.
– Zetaplastia: Es una plastia en forma de Z.
Exéresis romboidal (Frenectomía) Zetaplastia
– Inserciones musculares: debido a la atrofia o perdida de la altura del hueso alveolar, estas inserciones musculares se considerarán bajas en el maxilar superior y altas en la mandíbula e impedirán el correcto asentamiento de una prótesis removible, Pueden afectar a grupos aislados (músculo canino, haz incisivo del orbicular de los labios, borla de la barba, buccinador, etc.). El músculo mirtiforme o depresor del tabique nasal, no se debe resecar puesto que se produciría, en este caso, una modificación del contorno labial; se hará exclusivamente su desinserción e inserción posterior en un punto más alto.
– Vestibuloplastias: La colocación de aparatos de prótesis removibles se ve en muchas ocasiones perturbada porque el vestíbulo bucal, a donde debe llegar las alas del aparato, no existe. Esta ausencia del surco vestibular se debe a varias razones: procesos inflamatorios del vestíbulo bucal, exodoncia con alveolectomia excesiva o resorción exagerada de los maxilares desdentados.
No existiendo el surco vestibular se deberá proceder a realizar una vestibuloplastia, que es uno de los varios procedimientos quirúrgicos diseñados para aumentar la altura del reborde alveolar, al desinsertar los músculos y llevarlos junto con la mucosa, en la mayoría de los casos, a una posición más baja en el maxilar inferior o más alta en el superior.
Hay varios grados, bastando en ocasiones con una profundización en el segmento anterior o posterior, o con una plastia vestibular, en otras habrá que completar con el descenso del suelo bucal, y otras, si el reborde alveolar sufre gran reabsorción, será necesarias las plastias de aumento.
– Exodoncia y alveoloplastia: después de la exodoncia los rebordes alveolares pueden quedar de tal manera que la colocación de la prótesis sea molesta o dolorosa. El hueso a resecar con fines protésicos debe ser los más escaso posible y siempre perseguirá la creación de un reborde alveolar tan regular como sea posible. Realizaremos la ostectomía con escoplo o fresa, eliminando las aristas óseas o los bordes filosos y cortantes; los tabiques interdentales e interradiculares se eliminan con pinzas gubia y el alisamiento final del hueso con limas o escofinas y fresas redondas grandes.
– Protuberancias y crestas agudas: cuando el paciente presenta estas crestas óseas agresivas tendremos que proceder a su resección y remodelación, conservando en lo posible la máxima cantidad de cortical que permita la instauración de la prótesis.